Este es el segundo pastel japonés que publico en el blog. El primero que publiqué era muy laborioso y aunque estaba muy rico no era el que yo recordaba comer en mi niñez (aquel que compraba mi padre en el puesto de los quesos del mercado semanal y que el tendero vendía al corte). El de hoy, sin embargo, es mucho más sencillo y es deliciosamente perfecto. Una receta fabulosa que copie hace unos meses del blog Mi taller de cocina de mi querida amiga Carmen y que ayer, por fin, preparé. Me vais a permitir que en esta entrada diga poco del pastel en sí (que os aseguro que es delicioso) y que todos mis elogios se dirijan hacia Carmen porque os aseguro que es un auténtico sol. Además de tener un blog con unas recetas deliciosas y perfectamente bien explicadas ella es una auténtica dulzura, de esas personas que merece la pena conocer, así que si no lo habéis hecho aún os animo a realizar una visita a a su blog. Espero que os guste.
Ingredientes:
4 huevos.
160 gramos de queso cremoso (tipo philadelphia)
160 gramos de chocolate blanco.
Elaboración:
Batimos las yemas con el queso hasta obtener una mezcla homogénea.
Añadimos el chocolate blanco que previamente habremos fundido.
Mezclamos la mezcla anterior con las claras a punto de nieve realizando movimientos envolventes para evitar que se bajen.
Vertemos la mezcla en un molde de 18 centímetros forrado de papel de hornear.
Horneamos siguiendo las siguientes instrucciones: Colocamos durante 15 minutos al horno precalentado (con baño maría) a 180º. Transcurrido ese tiempo bajamos el horno a 170º y, continuando con el baño maría, horneamos 15 minutos más. Finalmente apagamos el horno y dejamos dentro nuestro pastel otros 15 minutos. Transcurrido ese tiempo lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar. Antes de servir lo espolvoreamos con azúcar glas y listo.
