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Channel: Cosicas dulces...y alguna salada
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Feliz Navidad

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Las Navidades son para mi unas fechas tristes por la inmensa ausencia que han dejado en mi mesa las personas que ya no están. Aún así, no quiero que esta sea una entrada melancólica sino todo lo contrario. Quiero que sea una entrada de agradecimiento a la vida por todas las personas maravillosas que forman parte de ella. Por mi hija Rebeca y por el resto de familia. Por mis amigos y sobre todo por las personas que en estos últimos años se han cruzado en mi camino gracias a este rinconcito minúsculo del ciberespecio. Una buena amiga me ha dicho hoy que hay que buscar cada día algo que nos haga sonreír:  una compañía grata, una receta rica... Pues bien, creo que yo lo he encontrado y sois todos vosotros. Los que cada noche, después del trabajo y la rutina diaria, hacéis que me olvide de todo durante un ratito mientras leo vuestros comentarios o visito vuestras cocinas. Es por eso que este año me he puesto mi gorro de Papá Noel, he buscado la ayuda de mi hija Rebeca y he cargado mi saco de buenos deseos para todos.


































Espero que la de hoy sea una noche agradable y cargada de motivos para sonreír para todos aquellos que disfrutáis de estos días. Para aquellos para los que es mayor la añoranza que la alegría que estás fiestas pasen rapidito. En cualquier caso por todos alzo mi copa dando las gracias por habernos cruzado en el camino.



Turrón de trufa y naranja

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Aunque parece que pasada la Noche Buena se acabó el tiempo de los turrones yo no podía ni quería guardarme esta receta hasta el año que viene. Se trata de un turrón de trufa y naranja que es, sencillamente, espectacular y no lo digo yo, sino todas las personas que lo han probado estos días. Es realmente delicioso, tanto que yo ya he asumido que este año me tocará repetir la receta muchas veces ¡Vamos que me veo el 15 de agosto en la playa, debajo de mi sombrilla y comiendo turrón! De verdad que os animo a que los preparéis porque estoy segura que con él vais a triunfar. La combinación de la cobertura dura y el relleno cremoso hace que parezca un verdadero bombón. En cuanto a la receta es una adaptación del blog Caprofiti que yo he ido adaptado un poquito al gusto de mi familia. Espero que os guste.

Ingredientes:
  • 200 gramos de chocolate fondant (yo usé Nestle postres).
  • 100 gramos de chocolate de cobertura al 60% de cacao (en este caso usé cobertura de chocolate Valor negro al 60%).
  • 100 mililitros de nata líquida para montar.
  • 20 gramos de mantequilla.
  • 20 gramos de azúcar glass.
  • 90 gramos de naranja confitada.
  • 2 cucharadas soperas de cointreau u otro licor de naranja.
Elaboración:
Comenzamos deshaciendo el chocolate de cobertura (el de 60% de cacao) al microondas, vigilando mucho que no se queme. Una vez que está fundido bañamos el molde con él (fondo y paredes) y lo ponemos al frigo para que endurezca. Una vez que ha endurecido repetimos la operación por segunda vez. (Nos sobrará chocolate fundido pero hay que reservarlo porque luego nos haré falta)


















Mientras enfría la cobertura vamos preparando el relleno. Calentamos en el microondas la nata con el azúcar glass un par de minutos; pasados los dos minutos sacamos la nata del microondas y cuando esté aún caliente añadimos el chocolate fondant picado y mezclamos bien hasta que quede una crema de chocolate homogenea (si es necesario ponemos unos segundos más al microondas vigilando que no se queme).






















Incorporamos la naranja cortada en trocito al chocolate.























Añadimos también la mantequilla a temperatura ambiente.


















Por último vertemos el licor de naranja y mezclamos bien.


















Con esto ya tenemos listo el relleno de nuestro turrón que verteremos sobre el molde que previamente habíamos bañado de chocolate y que ya habrá endurecido. Una vez relleno lo dejamos en la nevera un par de horas.


















Transcurridas dos horas la crema de relleno estará más durita (presentará una textura similar a la de la nocilla). En ese momento podremos volver a cubrirla con el chocolate de cobertura que teníamos reservado y que, lógicamente, será necesario volver a fundir.



















Dejamos reposar otro par de horas y desmoldamos. El turrón hay que conservarlo fuera del frigorífico.


La receta del 2013

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A falta de unas horas para despedir el 2012 (a pesar de lo que dijeron los mayas jijiji) y darle la bienvenida a este año que inauguramos, quiero brindar con todos vosotros por los buenos momentos vividos y por los muchos que nos quedan por vivir. Os dejo una receta sencilla y económica en la que, como leeréis un poquito más abajo, no hay cantidades y todo puede hacerse, como decían las abuelas, "a ojo". Pese a ello es la mejor de todas cuantas tengo en este blog. En esta ocasión no os pido que os animéis a prepararla...en esta ocasión os obligo a que sea la receta con la que comencéis este año 2013.

Ingredientes:
  • Una buena dosis de optimismo.
  • Soñar más cuando estemos despiertos.
  • No dejar pasar la oportunidad de abrazar a los que queremos.
  • Mirar al cielo, al menos una vez al día, y descubrir la majestuosidad de todo lo que nos rodea.
  • Descubrir que es más fácil disfrutar con lo que hacemos y tenemos que dedicar toda la vida a buscar aquello que aún no hemos encontrado.
  • Cocinar, cocinar y volver a cocinar.
Elaboración:
Colocamos todos los ingredientes en un bol de buen tamaño, mezclamos bien para que todo se integre, lo ponemos en un bonito plato y a disfrutar. 

FELIZ 2013 DE TODO CORAZÓN. ESPERO QUE ESTE AÑO QUE COMIENCE ESTÉ LLENO DE BUENOS MOMENTOS, DE SALUD, DE TRABAJO...EN FIN, UN POQUITO DE TODO. NOS VEMOS EL AÑO QUE VIENE.

Turrón de chocolate (tipo Suchard)

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Soy consciente de que casi casi ya se ha pasado el tiempo de los turrones, pero la verdad es que estos días de Navidad he andado tan liada que apenas he tenido tiempo de publicar las recetas que he ido preparando. La que comparto hoy con vosotros la preparé la semana anterior a Nochebuena, se trata de un turrón sencillísimo de hacer y que  envuelto con un poquito de esmero es una regalo, o al menos a mi me lo parece, estupendo. Yo preparé un montón de tabletas para regalar entre mis familiares y amigos y todos quedaron encantados con el dulce detallito. Por cierto, durante un par de días no podré visitar vuestras cocinas ya que voy a disfrutar, por adelantado, del regalo de Reyes de mi hija: una escapadita a La Alpujarra de Granada sólo para chicas. Dejo esta entrada programada (espero que ningún duendecillo, de esos que viven dentro de los ordenadores, me juegue una mala pasada). El sábado estaré de vuelta, hasta entonces os dejo un poquito de turrón que espero os guste.

Ingredientes:
  • 150 gramos de chocolate con leche.
  • 150 gramos de chocolate de cobertura (yo usé Nestle postres).
  • 40 gramos de mantequilla.
  • 60 gramos de arroz inflado chocolateado (tipo ChocoKrispies).
Elaboración:
Colocamos un cazo al baño maría y vertemos en él la mantequilla.


















Cuando esté bien fundida agregamos los dos chocolates troceados.



















Cuando el chocolate se funda incorporamos el arroz inflado. Esto lo hacemos fuera del fuego. (Aviso, el chocolate no nos quedaré líquido sino más bien con una textura mantequillosa).























Vertemos la mezcla en un molde de silicona. Esto la haremos con las manos ligeramente humedecidas en agua, presionando bien para que la tableta quede bien compacta. (CONSEJO: para que la tableta quede más bonita yo antes de echar la mezcla del turrón pincelé el fondo del molde con un poquito de chocolate de cobertura fundido).




















Lo dejamos una par de horas en el frigorífico para que endurezca bien, lo desmoldamos y lo envolvemos a nuestro gusto.


Grissini

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Después de unas fiestas navideñas cargadas de excesos y con los armarios aún repletos de polvorones, mantecados y algún resto de roscón de Reyes he decidido que hoy me tocaba compartir con vosotros alguna de mis cosicas saladas. Revisando en la carpeta de recetas pendientes de publicar me he encontrado con estos ricos grissinis o palitos de pan italianos. Era la primera vez que los preparaba y la verdad es que quedé muy contenta con el resultado porque además de ricos quedan muy vistosos y bonitos en el centro de la mesa. Espero que os gusten.

Ingredientes:
  • 500 gramos de harina de fuerza.
  • 20 gramos de levadura prensada.
  • 250 mililitros de agua tibia.
  • 6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
  • 1 cucharadita de sal fina.
  • 1 huevo pequeño.
  • Una pizca de azúcar.
  • Huevo batido para pincelar.
  • Orégano.
Elaboración:
Desmigajamos la levadura, le añadimos 3 cucharadas de agua tibia y una pizca de azúcar y dejamos reposar 15 minutos para que se active. Transcurrido ese tiempo colocamos en un bol la harina y la sal, hacemos un volcán y vertemos en el centro la levadura previamente preparada y el resto del agua.















Agregamos también el huevo en el centro del volcán.

















Incorporamos el aceite de oliva virgen extra.
















Amasamos bien con las manos hasta obtener una masa que resultará bastante dura.
















Colocamos la masa en un bol con aceite y la dejamos reposar 2 horas (la masa subirá pero no en exceso porque es bastante dura).























Tomamos porciones de la masa y les damos forma de palito. Los pincelamos con huevo y los espolvoreamos con orégano seco. Una vez listo los dejamos reposar 30 minutos más.
















Transcurrido el tiempo de reposo los horneamos a 200 grados hasta que estén doraditos (como siempre el tiempo dependerá de cada horno). Yo una vez listo los utilicé para mojar las nuevas mousses de queso de Conservas Rosara¡Una delicia!

Para elaborar esta receta he utilizado las Mousses de Queso de Rosara. Este delicioso producto, que se ofrece en las variedades de queso de oveja, cabra o roquefort, ofrece como principal aspecto novedoso el hecho de no necesitar frío, lo que permite disfrutar de toda la cremosidad de estas cremas que, además, contienen más de un 20% de queso.
















Otro de los productos utilizados para la realización de estos grissinis ha sido el aceite de oliva virgen extra Bartró de Orfans. se trata este de un producto de calidad gourmet reconocida. Un concepto que hace referencia a la calidad superior de este aceite de oliva virgen extra con respecto a otros virgen extra. Para conseguir este tipo de aceite es necesario poner mucha atención y cuidado en todas las fases del proceso de recolección y producción. La calidad de este auténtico oro líquido Bartró está avalada por un excelente equipo de profesionales, encabezado por Cristino Lobillos, uno de los mayores expertos del sector con más de 35 años de experiencia como químico y catador.


Pella de gofio con plátano

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La receta de hoy no es una simple receta, es la evidencia de que el mundo (aunque a veces nos empeñemos en ver sólo lo malo) está lleno de personas maravillosas que aún sin haberos visto nunca pueden convertirse en amigas a las que sientes como si conocieses de toda la vida. Esa es mi historia con esta receta y, más concretamente, con el gofio canario. Algunas semanas antes de Navidad vi en un blog una receta entre cuyos ingredientes se encontraba el gofio. Me pareció muy rica y dejé un comentario diciendo, literalmente, "lástima que en Murcia no podemos encontrar este producto tan canario". El destino (porque estoy segura que en esto tuvo que ver el destino) quiso que otra persona en ese mismo momento también estuviese mirando esa receta y, más aún, que antes de hacer su comentario se fijase en el mio y a partir de ese momento surgió una amistad que estoy segura que nunca desaparecerá. Era Nuria del blog El cuaderno de recetas. Sin habernos conocidos jamás y sin tener hasta ese momento una relación especialmente estrecha me envió un correo en el que me pedía mi dirección. Apenas una semana después el cartero dejaba en mi casa un paquetón lleno hasta arriba de productos canarios: chocolates y chocolatinas Tirma; sal de las salinas de Janubio; mojo y adobo; almogrote gomero; frangollo; y el gofio responsable de nuestra amistad ¿No os parece una historia realmente bonita? A mi, os aseguro, que me emocionó. Ahora, en mi vida hay dos cosas nuevas: la primera que ya conozco el delicioso sabor del gofio. La segunda, y más importante, que ahora tengo una amiga sevillana, afincada en Lanzarote, a la que quiero con todo mi corazón y con la que comparto un montón de email donde, como hacen las amigas, nos contamos nuestras cosas: nuestras alegrías, nuestras preocupaciones y, en definitiva, nuestro día a día. GRACIAS NURIA POR HABER ENTRADO EN MI VIDA.

Ingredientes:
  • 250 gramos de gofio de tueste ligero.
  • 40 gramos de pasas.
  • 2 plátanos bien maduros.
  • 2 cucharadas soperas colmadas de azúcar.
  • 2 cucharadas soperas de miel.
  • 3 cucharadas soperas de agua (si fuese necesario se puede añadir un poquito más).
Elaboración:
Colocamos en un bol el gofio y le añadimos el azúcar. Mezclamos bien, apretándolo con las manos.
















Le añadimos las pasas y volvemos a mezclar.



















Incorporamos la miel y seguimos mezclando.

















Por último añadimos los dos plátanos bien machacados.




















Ahora amasamos bien con las manos hasta obtener una pella como la de la imagen. Si fuese necesario se pueden añadir unas cucharaditas de agua (pero no demasiado).

















Para conservarla hay que tenerla bien liadita en papel film para que no se reseque.

Mirad, mirad el paquetón cargado de productos canarios que me hizo me llegar mi querida amiga Nuria.


Mi viaje a Amsterdam y sus alrededores

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Aunque hace ya un montón de meses que regresé de mi viajecito por tierras holandesas, no quería dejar pasar la oportunidad de compartir con vosotros algunas de las cosicas que hice en mi breve pero intensa estancia por este bello país. Para muchos Holanda (tal vez, más Amsterdam) es sinónimo de prostitutas, de porros y de tulipanes. Pues bien, aunque es cierto que hay porros, prostitutas y tulipanes este país esconde rincones de belleza inimaginable. Si bonito es Amsterdam, con sus canales y sus bicis, no podemos dejar a un lado la cantidad de pueblecitos que impactan al visitante con su maravillosa armonía. En esta ocasión decidimos volver a viajar por nuestra cuenta, aprovechando los magníficos transportes públicos que ofrece el país. Creo que fue un gran acierto porque todo resultó a pedir de boca. Cuando nuestro avión llegó a Amsterdam empezaba ya a atardecer. Bajo una tenue luz y un cielo que amenazaba lluvia empezamos a perdernos por la ciudad.




Casi sin darnos cuenta atravesamos la plaza Dam, cruzamos  la calle Damrak y nos encontramos dentro del Barrio Rojo. Un barrio pintorescos y muy turístico en el que las prostitutas se muestran a través de escaparates. Aunque esto es algo conocido por todos, realmente verlo en directo impresiona por la cantidad de mujeres que ofrecen sus servicios en esta gran zona. En el Barrio Rojo, en el que conviven en perfecta armonía la prostitución y la vida familiar de los vecinos de la zona se encuentra la Iglesia Vieja, la cual realmente merece una visita.

Lógicamente, esta totalmente prohibido fotografiar a las chicas que están trabajando, pero os puedo asegurar que en su gran mayoría parecían auténticas modelos de pasarela...

Después de callejear entre neones nos dirigimos al restaurante Haesje Claes, del que habíamos leído muy buenas referencias en los distintos foros de viajes. Nos decidimos a probar los distintos platos típicos que ofrecía la carta: Stamppot (que es una especie de estofado acompañado de chucrut o col agria), el ewtensoep (sopa espesa de guisantes), las kaaskroketjes (croquetas de queso) y los frikadel (típica salchicha ahumada).

A la mañana siguiente, seguimos disfrutando de la ciudad y mientras esquivábamos bicicletas y tranvías disfrutamos de cada uno de los canales de Amsterdam. Por supuesto, y como buenos turistas no nos faltó el paseo en barca por ellos.

Uno de los barrios más bohemios de Amsterdam (y en mi opinión también de los más bonitos) es el Jordaan. Un laberinto de pequeñas calles que esconde maravillosos jardines. Todo él salpicado de tiendas de lujo extremo alternadas con animados bares.

Antes de dirigirnos a comer, parada obligada en el mercado de las flores en el que compre unos tubérculos de tulipán. Pese a no ser época de tulipanes el mercado estaba muy animado y colorido.



Como ya iba siendo hora de comer pusimos camino hacia la famosa Pancake bakery en la que, como su nombre indica, había una amplia carta de pancakes dulces y salados. Elegimos varios de ellos que, como no podía ser de otra manera acompañamos de unas Heineken bien frías. Como postre descubrimos, por primera vez, los poffertjes. Los poffertjes son los dulces tradicionales holandeses, parecido a un crepe pero mucho más pequeño y espolvoreado con azúcar glass y mantequilla holandesa derretida.





Otro de los rincones de Amsterdam en los que uno se queda realmente sin palabras es el barrio de Begijnhof. En medio del bullicio de la ciudad, empujando una pequeña puerta de madera uno parece atravesar el túnel del tiempo para adentrarse en este remanso de paz y espiritualidad en el que, dato curioso, sólo se admiten mujeres en el vecindario. En su interior nos encontramos la casa más antigua de Amsterdam y una preciosa capilla.

Después de tanto pateo creo que la merienda está bien merecida ¿no os parece? Yo creo que sí y me decanto en esta ocasión por un hojaldre delicioso y un rico y también tradicional bollo de canela y azúcar.

Otra cita gastronómica inuludible en Amsterdam es el restaurante Moeders, cuya traducción es "madres". Este lugar es peculiar no sólo por su deliciosa comida sino también por su temática. Las paredes del pequeño local están literalmente repletas de fotos de mujeres, madres para más señas. Los clientes pueden llevar una foto de su madre y será colocada en los escasos huecos libres de la paredes.

La cena, toda de platos tradicionales holandeses, resultó estupenda y los postres una verdadera delicia.

Aquí me veis con mi gran amiga Elena y con nuestra cervezas tamaño XL jajaja.

Cuatro noches y más paciencia que a Santo Job nos costó conseguir una mesa libre en De Klos, una taberna que nos había recomendado nuestro atento casero y en la que, según nos dijo se servían los mejores costillares del mundo. Una vez probados puedo aseguraros que no me engañaba y que bien mereció la pena el esfuerzo por lograr mesa libre.


Y del bullicio de Amsterdam nos fuimos directos a la tranquilidad de Edam, Volendam y Marken; Tres pueblecitos, perfectos para visitar en un día por su cercanía geográfica, que compiten en belleza y que me dejaron un sabor maravilloso. Edam, el primero de ellos, es un pueblo típicamente holandñes que te atrapa desde el primer momento que pones en él un pie.

Viendo estas fotos coincidiréis conmigo en que la estampa es de auténtica postal ¿no os parece?

 Después de patear el pueblo sin dejar ni un sólo rincón llegó otros de los momentos gastronómicos: la visita a los almacenes de queso Gestam B.V. Kaasexport, donde como no podía ser de otra manera me hice con un buen cargamento.
Volendam, a sólo diez minutos del anterior, fue nuestra siguiente parada. Si hay algo famoso en este lugar son los tompouces o milhojas de Napoleón y su bello puerto pesquero ¿Adivináis lo que vi primero?

Después del delicioso paréntesis nos fuimos directos al puerto pesquero; un lugar lleno de ambiente, tiendas y puestos de pescado.

Como ya os he dicho los puesto de pescado estaban por todas partes y el aspecto de los productos que allí se ofrecían nos resultó delicioso así que nos decidimos por comprar en ellos la comida.

En este punto todas las guias de viaje recomiendan tomar un barco hasta el siguiente pueblo y eso fue lo que hicimos. Marken me encantó: con sus canales llenos de nenúfares y sus casitas verdes de madera.

Otra de las jornadas la dedicamos por completo a Delf y es que el lugar lo merecía. Esta bella ciudad medieval es la cuna de la típica cerámica azul del país que se puede adquirir en un gran número de establecimientos.

En la plaza, la catedral nueva y el Ayuntamiento compiten no sólo en belleza sino también en la música de sus campanas que entonan conocidas canciones.

Como hacía un día estupendo decidimos quedarnos a comer en una de las terracitas de la plaza que entre sus especialidades contaba con las típicas kroketten y el appelgebak o lo que es lo mismo: la mejor tarta de manzana que he comido y creo que comeré en mi vida.

Tuvimos la suerte de que el día que visitamos Delf había un mercadillo inmenso de antiguedades y pude hacerme con algunas cosicas muy bonitas: entre ellas una preciosa vajilla de postre. Y claro, tanto andar entre puestos despertó mi apetito más dulce así que ni pude resistirme a asaltar una pastelería con un escaparate de esos que quitan el hipo a los golosos como yo.

Antes de volver a España una paradita en Zaanse Schaan, de donde nos trajimos la típica foto de los molinos holandeses. Y aquí nos veis a todos menos a mi hija que, como siempre, le tocó ser la fotógrafa del viaje.

A la vuelta, mi maleta a punto estuvo de tener que quedarse en el aeropuerto ya que volví con bastante más peso que a la ida jajaja.

Hasta una sartén para hacer poffertjes me traje.




Pan casero

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Toda mi vida ha transcurrido entre pan, y lo digo en el sentido más literal de la palabra. El portón de mi casa hacía las veces de almacén de harinas, lo que me obligaba a atravesar el despacho de la panadería cada vez que quería salir a la calle. El obrador de "Mariquita la del pan" fue, durante toda mi infancia y también durante la de mi hija, el comedor familiar, pues ya se sabe que para los pequeños negocios, más antes que ahora, no había horarios y eso obligaba a las familias a convertir en hogar su lugar de trabajo. De niña no me gustaba que mis zapatos estuviesen siempre llenos de harina, eso era lo único malo de vivir encima de la panadería familiar; sin embargo, todo lo demás era maravilloso: siempre podía disfrutar del aroma y, más aún, del sabor a pan recién horneado. Podía pasarme el día de puntillas delante de la gran artesa viendo como se trabajaban las masas, como se rellenaban las empanadillas o como se cortaban los pastelillos. Si tenía frío me colocaba una silla delante del horno moruno y disfrutaba del espectáculo de ver a mi padre manejando la pala con maestría... Si estaba aburrida no había nada mejor que ver a mi madre hacer los cortes en el pan antes de cocer. Supongo que por todo esto o, tal vez, porque conozco los sacrificios que conlleva el mantener un establecimiento que abrió sus puertas en 1915 y que aún hoy, cuatro generaciones después, continúa en el mismo lugar amo y respeto la profesión de panadero. Hoy me vais a permitir que este nuevo reto del Desafío en la cocina se lo dedique precisamente a esas cuatro panaderos: Mateo Pérez Gómez, mi abuelo, fundador de este noble negocio de venta de pan y el primero en usar la balanza que hoy decora mis fotos; José María Pérez Rodríguez, mi padre; José Mateo Pérez Pallarés, mi hermano; y Mateo Pérez Pallarés, mi sobrino. Espero que os guste.

Ingredientes:
Para la creciente:
  • 250 gramos de harina.
  • 175 gramos de agua templada.
  • 5 gramos da sal.
  • 8 gramos de levadura prensada.
Para el pan:
  • Toda la creciente anterior (que debe haber reposada un mínimo de 48 horas).
  • 3 litros de agua templada.
  • 5 kilos de harina.
  • 25 gramos de levadura prensada.
  • Dos cucharadas soperas de sal.
Elaboración:
Comenzamos comenzando la creciente. Para ello colocamos en un bol el agua templada, la levadura prensada desmigada y la sal. Vamos echando la harina y amasamos. Una vez lista la dejamos reposar un mínimo de 48 horas en un lugar templado.























Para elaborar el pan seguimos los siguientes pasos: Sobre la creciente que teníamos reservada desmigamos la levadura y echamos la sal. Vertemos entonces dos vasos de agua templada (estos vasos de agua los descontaremos después de los tres litros que utilicemos para amasar) y batimos bien con las manos. 

















En un barreño de gran tamaño ponemos el agua templada restante y vertemos en él la preparación anterior (creciente, agua, sal y levadura).
















Añadimos después la harina poco a poco e inicialmente vamos batiendo.


















Cuando la masa comience a unirse la colocamos en una superficie enharinada y, ahora sí, amasamos hasta lograr integrar toda la harina. 























Una vez que nuestra masa esté bien amasada y que presente un aspecto liso y no pegajoso lo dejamos reposar sobre una media hora. Transcurrido ese tiempo heñimos o damos forma a las piezas de pan y de nuevo dejamos reposar hasta que haya levado.
















Una vez que el pan ha levado le realizamos los cortes con una cuchilla bien afilada mojada en agua. Yo en este paso conté con la ayuda de mi madre que es la experta en los cortes del pan.

















Finalmente horneamos nuestro pan a 200 grados. El tiempo, como siempre, dependerá del tipo de horno.

Mirad un poquito más de cerca la balanza. No me imagino la de panes que se habrán pesado en ella desde 1915. 



































Y aquí están mis abuelos, Mateo Pérez Gómez y María Rodríguez Muñoz, fundadores en 1915 de la panadería "Mariquita la del pan".
















Si quieres ver el resto de panes que completan el Desafío pulsa AQUÍ.



Caldero de pulpo

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Hace 32 años que me casé y por aquel entonces ni se pensaba en la posibilidad de meter en la invitación una tarjetita con la cuenta bancaria. Entoncés a lo más que nos atrevíamos era a poner una pequeña lista de bodas en la que el regalo estrella era casi siempre la olla a presión. En mi caso, la deseada olla llegó a casa de la mano de Paquita, la madre de mi querida amida Tomi, y junto a ella iba el recetario "Cocinar a presión. 258 recetas de Magefesa". Creo que en mis primeros años de casada hice todas y cada una de las receticas de ese libro. Luego, como pasa con casi todo, dejé de utilizarlo y se pasó más de veinte años olvidado en mi biblioteca hasta que hace unos días volvió a salir de ella. De repente, y sin saber muy bien la razón, me vino a la mente el caldero de pulpo que tantas veces había preparado, lo riquísimo que estaba y la de años que hacía que no lo comía así que pensado y hecho: rescaté mi libro de su olvido, compré unos pulpos y comimos como reyes. Espero que os guste.

Ingredientes:
  • 1 kilo de pulpo.
  • 200 gramos de arroz.
  • Dos tomates rallados grandecitos.
  • 100 mililitros de aceite de oliva virgen extra.
  • 500 mililitros de agua (la de la cocción del pulpo).
  • 1 cebolla.
  • 3 dientes de ajo.
  • Una cucharadita de pimentón.
  • Una cucharadita de orégano seco.
  • Pimienta.
  • Sal.
  • Una hojas de laurel y unos granos de pimienta (para cocer el pulpo).
Elaboración:
Comenzamos cociendo el pulpo con un par de hojas de laurel y los granos de pimienta. Cuando esté bien tierno lo retiramos y reservamos 500 mililitros del agua de cocción.
















En la olla rápida vertemos el aceite y sofreimos la cebolla rallada y los ajos laminados.


















Cuando esté transparente añadimos el tomate rallado y dejamos consumir un poquito.
















Añadimos el arroz y rehogamos toda la mezcla.






















Incorporamos después el pulpo, la pimienta, el orégano y el pimentón.

















Finalmente agregamos el caldo de cocción del pulpo que habíamos reservado previamente.


















Tapamos la olla rápida y la dejamos unos diez minutos contados desde que empiece a silbar. Y listo para servir.


Bizcocho con masa madre

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Creo que la mejor forma de describir este bizcocho es diciendo que es "de los de antes". Para mi marido es el bizcocho que preparaba su abuela cada vez que hacían pan en el campo; para mí es el que hacía mi tía, también en el campo, cuando encendía el horno de leña y para mi hija es, simplemente, "el mejor bizcocho del mundo" (y cito textualmente sus palabras). En cualquier caso, y al margen de estos recuerdos que se despiertan en nuestra memoria gustativa cada vez que lo preparo, os puedo asegurar que es un bizcocho delicioso. Con una textura húmeda, se conserva exactamente igual de rico y esponjoso hasta una semana (siempre y cuando podáis ser capaces de comer sólo un trocito). Para prepararlo es necesario usar 500 gramos de masa de pan; yo en esta ocasión aproveché el pan casero que había preparado con motivo del Desafío en la cocina, pero si no os apetece poneros a amasar podéis intentar que vuestro panadero os venda un poco de masa. Espero que os guste.



Ingredientes:
  • 500 gramos de masa de pan. Receta AQUÍ.
  • 175 gramos de harina todo uso.
  • 350 gramos de azúcar.
  • 50 gramos de leche en polvo.
  • 125 mililitros de agua.
  • 150 mililitros de aceite de oliva virgen extra.
  • El zumo de dos mandarinas.
  • Una cucharadita de canela molida.
  • Un sobre de levadura (tipo Royal).
  • Una cucharadita rasa de bicarbonato.
  • Dos huevos.
  • Azúcar y canela para espolvorear.
Elaboración:
Preparamos la masa del pan y la dejamos reposar unos 30 minutos. Vertemos sobre ella el azúcar.























Añadimos el aceite de oliva virgen extra y la leche en polvo disuelta en el agua.














Incorporamos seguidamente los huevos sin batir.
















Añadimos el zumo de mandarina, la levadura, el bicarbonato, la canela molida y la harina tamizada.
















Batimos bien la mezcla. A mi me gusta hacerlo en un primer momento con la mano para deshacer bien la masa y después con las varillas. Una vez que tengamos una mezcla homogénea la vertemos en un molde de horno.
















La espolvoreamos de canela y azúcar y lo horneamos a 200 grados. El tiempo, como siempre, dependerá de cada horno.


















Y ya tenemos listo nuestro bizcocho para la merienda.

Para la elaboración de esta receta he utilizado mandarinas Clemenules consideradas como la mandarina reina. Su comercialización, a través de NaranjasNules.com, asegura la máxima calidad sin pasar por ningún tratamiento químico de maduración. En NaranjasNules.com los pedidos son recolectados por la mañana y se envían directamente al cliente para que pueda tenerlos en casa en menos de 24 horas. La calidad de las mandarinas Clemenules esta avalada por los estándares de acidez, jugo y glucosa cuyos baremos han calificado a las Clemenules como las mejores mandarinas del mundo.


Bizcoflan de Labidú

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Una vez más comparto con vosotros una recetita copiada del blog Con la luz de mi cocina. Ya sabéis, porque os lo he dicho en otras ocasiones, que es un blog que me encanta por el calor de hogar que desprende y porque me gustaría hacer todas y cada una de sus maravillas culinarias. Además, y ella lo sabe, Labidú, su autora, es una AMIGA de las de corazón. La quiero muchísimo a ella y a todos los suyos y sé que es un sentimiento recíproco. De ella es esta delicia de bizcoflan que hoy comparto con vosotros. Espero que os guste.

Ingredientes:
Para el flan:
  • 7 garcillas (cucharón de los de servir la sopa) de leche entera.
  • 7 yemas.
  • 7 cucharadas colmadas de azúcar.
Para el bizcocho:
  • 7 claras a punto de nieve.
  • 7 cucharadas colmadas de harina.
  • 7 cucharadas colmadas de azúcar.
Para el caramelo: 
  • 5 cucharadas de azúcar.
  • Una gotitas de limón.
Elaboración:
Comenzamos caramelizando nuestro molde, para ello lo colocamos en el fuego y vertemos en él el azúcar y las gotitas de limón. Una vez que haya caramelizado lo dejamos enfriar y reservamos.
















Mientras tanto preparamos el flan batiendo todos los ingredientes (leche, yemas y azúcar).
















Una vez bien mezclado lo vertemos sobre el molde con el caramelo y de nuevo reservamos.

















Llegados a este punto preparamos el bizcocho. Comenzamos montando las claras a punto de nieve. Añadimos el azúcar y volvemos a montar.
















Ponemos la harina y removemos con cuidado con una espátula.

















Con mucho cuidado y ayudándonos de una cuchara vamos colocando la masa de bizcocho sobre el preparado de flan.
















Una vez bien extendido lo tapamos bien y lo colocamos al baño maría (en el fuego y no en el horno) entre 20 y 30 minutos. Yo una vez listo lo pinché un poquito y lo regué con almíbar para que el bizcocho no resultase seco.
















Lo dejamos enfriar y listo para ser comido. Como veis en la foto, a mi sobrina María (esa es su mano) le encantó.

 Me vais a permitir que os hable ahora de unos productos que hace unas semanas me hizo llegar a casa la empresa Carretilla para que los probase y les diese mi opinión. Se trata de una nueva línea de productos precocinados que Carretilla ha lanzado al mercado y que nos pueden solucionar una comida en uno de esos días en los que el trabajo o la falta de ganas nos impiden meternos entre fogones. En mi opinión es un producto muy cómodo ya que el envase está pensado para ir directo al microondas y poder disfrutar de él en apenas dos minutos. Además, y esto es sin duda lo que más me ha gustado, tienen un sabor muy caserito.


Tarta de manzana con crumble de canela

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En casa con las tartas de manzana el éxito está siempre asegurado (bueno, en realidad con casi cualquier postre el éxito está asegurado porque somos una familia de dulceros sin solución). Aunque son varias las que tengo publicadas en el blog tenía mucha gana de preparar una de estilo pie americano y también me apetecía mucho hacer un crumble así que opté por unir ambas cosas en una sola receta y este fue el resultado: un postre delicioso, con el dulzor exacto y con un toque especiado muy muy rico. Aunque puede tomarse fría, y es también deliciosa, os aconsejo que, si os decidís a prepararla, no dejéis de probarla cuando esté templada porque el sabor es espectacular. Espero que os guste.

Ingredientes:
Para la masa:
  • 180 gramos de harina.
  • 120 gramos de mantequilla muy fría.
  • Una pizca de sal.
  • Tres cucharadas soperas de azúcar glass.
  • 5 cucharadas soperas de agua muy fría.
Para el relleno:
  • Dos manzanas (yo usé Val Venosta).
  • 100 gramos de azúcar moreno.
  • Media cucharadita rasa (de las de té) de nuez moscada.
  • Media cucharadita rasa (de las de té) de jengibre molido.
  • Dos cucharadas soperas de harina.
  • Tres cucharadas soperas de Pedro Ximénez.
  • Una cucharadita de esencia de vainilla.
Para el crumble:
  • 150 gramos de harina.
  • 100 gramos de azúcar moreno.
  • Dos cucharaditas de canela molida.
  • 60 gramos de mantequilla.
Elaboración:
Comenzamos preparando la masa de la base ya que necesitará reposar durante una hora en la nevera. Para ello colocamos en un bol la harina, la sal y el azúcar. Mezclamos bien y añadimos la mantequilla que debe estar bien fría.























Unimos los ingredientes pero sin amasar en exceso y añadimos el agua. Ahora sí amasamos hasta formar una masa homogenea que dejamos reposar una hora en la nevera.















Transcurrido ese tiempo sacamos la masa de la nevera, la estiramos y forramos con ella la base y las paredes del molde. Una vez hecho esto la volvemos a introducir en la nevera mientras preparamos el resto de ingredientes.
















Comenzamos a preparar el relleno. Mezclamos en un bol el azúcar moreno, la harina, la nuez moscada y el jengibre.


















Cortamos la manzana y la añadimos a la mezcla anterior.






















Regamos con el Pedro Ximenez y la esencia de vainilla y mezclamos todo bien.

















Una vez listo vertemos todas las manzanas dentro del molde forrado de masa que teníamos reservado.






















Preparamos por último el crumble. Para ello mezclamos la harina, con el azúcar moreno y la canela.

















Añadimos la mantequilla y mezclamos. No se trata de amasar sino de ir pellizcando ya que lo que queremos es formar grumos.













Por último espolvoreamos la tarta con el crumble de canela y horneamos a 180 grados el tiempo necesario hasta que los bordes estén bien tostaditos.














Aún templadita y acompañada de un poco de nata es deliciosa.

Para realizar esta tarta he utilizado unas deliciosas manzanas Val Venosta. Cultivadas en el valle del mismo nombre, situado en los Alpes italianos, las manzanas Val Venosta crecen sin la utilización de abonos, fertilizantes ni plaguicidas químicos. Así, las propiedades de esta fruta se mantienen intactas. 


Orejas de Carnaval

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Aunque desde el pasado fin de semana, con el Cambio de Poderes, Águilas es ya puro Carnaval no fue hasta ayer cuando concluyó lo que podríamos llamar la parte más protocolaria de la fiesta para dar paso a la auténtica locura carnavalera. Durante una semana este pequeño pueblo marinero perderá su habitual sosiego para explosionar en colorido, música y diversión. Miles de foráneos y locales se darán cita en las calles para celebrar por todo lo alto nuestro querido Carnaval, declarado de Interés Turístico Nacional en 1997. Como nota curiosa os diré que en estos días en todas las casas de la localidad se confeccionan los cascarones que, como su propio nombre indica son cascarones de huevo bien limpios y rellenos de confeti. Yo ya tengo los mios listos así que durante unos días tendré que hacer uso de ellos y no podré visitaros todo lo que me gustaría. Hasta entonces os dejo con esta receta; de nuevo copiada de mi querida Labidú. Hasta mi vuelta os mando miles de besicos y os deseo un FELIZ CARNAVAL.

Ingredientes:
  • 600 gramos de harina.
  • Medio vaso de aceite de oliva virgen extra (yo usé La Católica)
  • Medio vaso de leche.
  • 3 huevos pequeños.
  • Una cucharadita de esencia de anís (opcional).
  • Azúcar para espolvorear.
  • Aceite para freir.
Elaboración:
Colocamos en un recipiente el aceite.


















Añadimos el anís, la leche y los huevos y batimos bien.
















A continuación agregamos la harina poco a poco.



















Amasamos bien hasta obtener una masa que dejaremos reposar media hora.
















Transcurrido el tiempo de reposo estiramos la masa hasta dejarla muy finita y recortamos trozos intentando que queden con forma de oreja.
















Freímos en abundante aceite de oliva bien caliente.
















Una vez bien doraditas las espolvoreamos con abundante azúcar.

Ahora os dejo con un vídeo en el que se resumen algunos de los momentos del pasado Carnaval. Espero que este año el tiempo nos acompañe y nos permita disfrutar de nuestra FIESTA.


Para la elaboración de esta receta he utilizado aceite de oliva virgen extra La Católica. Un aceite de una calidad insuperable que tiene su origen en Jaén. La variedad Elizabeth, que rinde tributo a la Reina Isabel La Católica está considerada como la variedad superior dentro de los aceites La Católica.


Patatas deluxe

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Aunque lo lógico es que el Miércoles de Ceniza ponga fin a las fiestas de Carnaval, en Águilas aún nos queda un fin de semana para disfrutar de la alegría y el jolgorio de Don Carnal. Bueno, en mi caso, más que para disfrutar es para tener que trabajar el doble pero tal y como está la situación bienvenido sea el trabajo. Lo cierto es que durante esta semana, en la que las obligaciones y las fiestas me han mantenido alejada del ordenador, he echado muchísimo de menos el blog y, especialmente, el poder visitar vuestras cocinas. Hoy he sacado unos minutitos para actualizar pero me temo que tendré que posponer hasta la próxima semana el poder comentar las deliciosas cositas que, seguro, habéis preparado. El lunes prometo ponerme al día y no por obligación sino porque de verdad que me apetece muchísimo. Bueno, no me enrollo más y os dejo con estas ricas patatas deluxe que, tal vez, no sean muy apropiadas para un día de San Valentín como el de hoy pero que lo cierto es que están riquísimas. Espero que os guste.

Ingredientes:
Para las patatas:
  • 3 patatas medianas (yo de patatasdegalicia.net)
  • Hierbas secas (albahaca, ajo, orégano, perejil, tomillo, romero, pimienta)
  • 2 cucharadas de harina.
  • 1 cucharadita colmada de pimentón dulce.
  • Sal.
Para la salsa:
  • 2 cucharadas de mayonesa.
  • 2 cucharadas de queso crema.
  • 1 cucharada de mostaza.
  • 1 cucharadita de ajo en polvo.
Elaboración:
Comenzamos lavando muy bien las patatas. Una vez estén bien limpias las metemos (sin pelar y sin cortar) cuatro minutos al microondas a máxima potencia. Transcurrido ese tiempo, las sacamos del micro y las cortamos a gajos.



















Cuando estén cortadas las introducimos en una bolsa de plástica y las espolvoreamos con la mezcla de especias, harina, pimentón y sal. Y agitamos bien.



















Las freimos en abundante aceite de oliva hasta que estén bien doraditas.


















Para preparar la salsa basta con mezclar en todos los ingredientes en un bol.





















Y ya estas listas nuestras patatas deluxe.

Para la elaboración de esta receta he utilizado unas deliciosas patatas gallegas que hace unos días me hicieron llegar desde Patatas de Galicia.net Se trata de un producto con denominación geográfica protegida y un sabor delicioso, lo que las convierte en las patatas ideales para platos tradicionales gallegos como los cachelos; aunque también son deliciosas guisadas o fritas.
















También he dado uso a uno de los quesos Cocina que me hizo llegar President por resultar la ganadora del concurso organizado por Carmen de Mi dulce Tentación.


Tarta de calabaza americana (Pumpkie Pie)

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Sí, lo sé, estoy convencida de que estaréis pensando ¿pero es que estamos en Noviembre o, tal vez, han decidido cambiar el Día de Acción de Gracias al mes de febrero? Pues no, ni lo uno ni lo otro. Estamos en Febrero y a día 20 y ¿qué significa eso? Pues ni más ni menos que nueva entrega del Desafío en la Cocina. En esta ocasión, Mª Luz, de Trasteando en mi cocina, ha sido la responsable de esta propuesta que nos ha transportado a una de las fiestas más significativas en EEUU. Cuando a principios de este mes nos llegó la receta propuesta rápidamente me vino a la mente mi querida amiga Maria Luisa, del blog De Cocina y Tacones. Recordé que había publicado esta receta en una de esas entradas cargadas de emotividad y recuerdos que tanto me gustan y que tan presentes están en su blog. Su rinconcito de cocina está cargada de platos maravillosos, de fantásticos cuadernos de viaje, de fotos preciosas y de entradas entrañables. De cocina y tacones es un blog tan maravilloso como lo es la persona que hay detrás de él y de ella es esta receta. Espero que os guste.

Ingredientes:
Para la base:
  • 180 gramos de harina.
  • 120 gramos de mantequilla muy fría.
  • una pizca de sal.
  • 5 cucharadas soperas de agua muy fría.
  • 3 cucharadas soperas de azúcar glass.
Para el relleno:
  • 500 gramos de puré de calabaza.
  • 80 gramos de azúcar moreno.
  • 1 cucharada de harina de maíz.
  • 1 pizca de sal.
  • 1 cucharadita de canela.
  • 2 huevos batidos pequeños.
  • Un poco de ralladura de jengibre o en su defecto media cucharadita de jengibre en polvo.
  • 120 mililitros de leche evaporada.
Elaboración:
Comenzamos preparando el puré de calabaza. Para ello el día antes de elaborar la tarta colocamos la calabaza con un poco de mantequilla y la asamos durante una hora a 180 grados. Cuando haya pasado un tiempo la limpiamos de pepitas y colocamos el puré en un colador, le ponemos peso y lo dejamos toda una noche para que elimine el agua.
















Al día siguiente, preparamos la masa brisa para forrar el molde siguiendo la receta que podéis ver AQUÍ.Forramos con ella el molde, pincelamos con huevo batido y reservamos en la nevera hasta el momento de su uso.
















Preparamos entonces el relleno de la tarta. Comenzamos pasando la calabaza con un batidor para hacer puré y le añadimos el azúcar moreno, la canela, el jengibre y la sal.




















Agregamos los huevos batidos y la maizena.


















Incorporamos finalmente la leche evaporada y mezclamos bien.




















Vertemos todo el preparado sobre el molde y horneamos durante 60 minutos. Los primeros 10 minutos con el horno a 200 y el resto del tiempo a 170º.


















Una vez lista la decoramos con un poquito de nata montada y a comer...

Si queréis ver las propuestas del resto de mis compis de Desafío podéis hacerlo AQUÍ.



Ochíos

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Los ochíos son una de las muchas delicias de la gastronomía jienense, más concretamente de Úbeda, una ciudad patrimonio de la humanidad que, junto a Baeza, os recomiendo visitar si tenéis la oportunidad. Nosotros estuvimos hace unos años y de verdad que quedamos totalmente impactados por la belleza del lugar y, como no, por lo maravilloso que es darse el gusto de "tapear" por los numerosos bares de ambas ciudades. Aunque todo lo que en ellos se ofrece es un placer para el paladar a mi me gustaron especialmente los ochíos, una especie de panecillos de aceite de oliva (si es virgen extra mejor que mejor) pincelados con pimentón y espolvoreados con sal gorda que se pueden tomar solos o rellenos (lo típicos es acompañarlos de morcilla de caldero). Otra de las maravillas de este lugar, para los amantes de las dulcerías como yo, es la cantidad de conventos en los que se pueden adquirir las especialidades preparadas por las monjitas. No sé a vosotros pero a mi me encanta ese breve momento de espera que pasas delante de el torno mientras este está girando con tus dulces ya puesto en él. El caso es que como os decía, nosotros visitamos la zona hace un par de años y nos gustó tanto que el pasado puente de Diciembre Rebeca decidió volver, como siempre vino con un montón de regalitos (que os enseño al final de esta entrada) y con la receta de los ochíos que hoy comparto con vosotros. Espero que os gusten.

Ingredientes:
  • 550 gramos de harina.
  • 1 huevo.
  • 1 cucharadita de sal.
  • 1 cucharadita de azúcar.
  • 20 gramos de levadura prensada.
  • 250 gramos de agua templada.
  • 125 gramos de aceite de oliva virgen extra.
  • Pimentón, aceite y sal gruesa para pincelar.
  • Para el relleno yo usé morcilla de cebolla de carneentucasa.com)
Elaboración:
Comenzamos preparando el fermento. Para ello colocamos en un bol 100 gramos de harina y le agregamos 70 gramos de agua templada en la que habremos disuelto el azúcar y la levadura. Amasamos bien, tapamos con un papel film y la dejamos reposar hasta que casi doble su volumen.























En la cubeta de la panificadora colocamos los ingredientes en este orden: el agua templada restante (180 gramos), el aceite de oliva virgen extra, el fermento, la harina y la sal y elegimos el programa de amasado. Si no tenemos panificadora amasamos a mano y listo.


















Al finalizar el programa de amasado, retiramos la masa y la colocamos en un bol con un poquito de aceite de oliva, volvemos a tapar con papel film y dejamos levar de nuevo.























Transcurrido el tiempo de levado colocamos la masa sobre una superficie enharinada y la presionamos para quitarle el aire. Vamos haciendo bolitas de unos 50 gramos y dejamos reposar de nuevo.















Tras este último levado pincelamos nuestros ochíos con una mezcla de aceite de oliva y pimentón a partes iguales. Una vez bien pincelados los espolvoreamos con sal gorda.
















Horneamos los ochíos a 190 grados hasta que estén listos. A mitad de horneado pueden taparse con un papel para evitar que se queme el pimentón. Y listos para disfrutar. Os recomiendo probarlos con morcilla y acompañados de un buen vino porque quedan riquísimos.






















Cuando os decía al principio que Rebeca me trajo un montón de regalitos no os engañaba, mirad todas las cosicas ricas con la que volvió mi niña.














Mirad que bonita Baeza, bajo la lluvia, con la fuente de Santa María y la catedral al fondo...parece que en cualquier momento aparecerá un caballero medieval buscando cobijo.




















Y Úbeda, también en una noche lluviosa que resaltaba si cabe aún más la belleza de estas piedras centenarias.



Y como todo buen bocado necesita de un buen trago, en casa hemos acompañados nuestros ochíos con un maravilloso tinto Cepas Viejas, el caldo más emblemático de Dominio de Tares. Dominio de Tares es una bodega ubicada en el Bierzo Alto que se ha convertido en una referencia para el sector vitivinícola.
















Para la elaboración de esta receta he utilizado una morcilla de cebolla de carneentucasa.com , una web en la que pueden adquirirse productos de alta calidad ya que se trata de una empresa de productores integrales; es decir, que cubren todo el proceso de producción. En Carn Nature tienen una línea de producción sistemática con carnes preparadas para su cocinado y consumo; otra en la que se trabaja la carne al gusto del cliente; y una tercera de embutidos frescos.

















Queso chino de tía Alia (y a la cuarta fue la vencida)

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Sé que llego con un día de retraso al reto mensual de Tía Alia pero también creo que cuando leáis mis aventuras y desventuras para poder mostraros este queso chino lo entenderéis y me disculparéis (sobre todo Carmen). Como ya os he adelantado en el título de esta entrada con este postrecito, he de confesar,  a la cuarta fue la vencida ya que fue el número de veces que tuve que hacer la receta. El domingo, a media tarde tuvo lugar la primera tentativa. Como hago siempre, apunté en un papel los ingredientes y al ver que las medidas iban en libras y cuartillos fui a uno de mis libros a buscar las equivalencias; mientras lo hacía me entretuve mirando otra cosa, el santo se me fue al cielo y en lugar de medio cuartillo y media libra utilicé las medidas completas. Cuatro horas después tenía una flanera al horno cuyo contenido no cuajaba y que fue directa a la basura. Rápidamente comencé a investigar cual podría ser el problema y al final me di cuenta de mi error de cálculo. Ya sin huevos en la nevera tuve que esperar al día siguiente para prepararlo de nuevo. El lunes llegué a casa a las tres del trabajo, comí y me puse manos a la obra. Vertí mi preparado en la flanera ¡Esta vez no falla! pensé ilusa de mi. Coloqué el recipiente al fuego y me senté a esperar los diez minutos necesarios para pasarlo al horno pero en ese momento caí en la tentación de todo español ¡La siesta! Algo más de treinte minutos después me desperté. Mi segundo intento de queso chino acabo en la basura con flanera incluida porque se quemó de tal modo que era imposible salvarla. Desanimada decidí tirar la toalla. Como la receta me recordaba al tocino de cielo decidí prepararlo con mi receta de siempre para poder aportar algo al reto de Tía Alia. Esta vez si lo logré. Y algo después de una hora tenía sobre la mesa mi cocina un tocino de cielo delicioso. Satisfecha con mi trabajo preparé la cena, recogí la cocina y me lancé en mi sofá para descansar después de tan duro día. Eran las once de la noche y no había modo de relajarse. Mi pepito grillo gastronómico repetía dentro de mi cabeza una y otra vez: ¡No te ha salido, no te ha salido! Así que sin pensarlo me levanté del sofá, me fui a la cocina y a las once de la noche comencé mi cuarto y último intento. Necesitó dos horas a fuego suave para cuajar pero al fin lo logré y pude dormir tranquila. En definitiva este queso chino me ha costado dos docenas de huevos, una flanera, una botella de butano y los kilos que engordaré por comerme el queso chino y el tocinillo de cielo jajajaja. Espero que os guste.

Ingredientes:
  • 250 mililitros de agua.
  • 250 gramos de azúcar.
  • 6 yemas.
  • 1 clara.

















Uff, con lo sencillo que parece y el trabajo que me ha dado el cabroncete jijijijiji.

Preparación:
Comenzamos preparando con el azúcar y el agua un almíbar en punto de bola ligero (lo retiramos cuando espese un poquito).
















Cuando el almíbar haya atemperado lo vertemos muy despacito y sin dejar de batir sobre un bol en el que habremos batidos las yemas y la clara.

















Finalmente colocamos el preparado en una flanera untada con mantequilla y colocamos al baño maría en el fuego los primeros diez minutos y el resto del tiempo al horno (también al baño maría) Yo tuve que tenerlos 2 horas. Sí, sí, 2 horas para lograr que cuajase. Una vez frío lo desmoldamos y lo espolvoreamos con azúcar glass.

Esta es mi aportación, aunque con retraso, al reto de febrero de Tía Alia.


Quedada gastrobloguers murcianos

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Sé que a estas alturas casi todos sabéis que el pasado sábado 23 de Febrero se celebró la primera quedada de gastrobloguers murcianos a la que tuve la enorme suerte de poder asistir. Y aunque, como ya he dicho, sé que casi todos lo sabéis no he querido dejar pasar la oportunidad de buscar para ella un hueco en mi blog, porque fue una experiencia maravillosa que espero poder repetir. De verdad os digo que esta quedada ya se encuentra en la lista de los mejores momentos que he vivido en mi vida (y lo digo totalmente en serio). El poder abrazar, por fin, a las personas con las que durante casi tres años he intercambiado mensajes fue un momento mágico. El pasar unas horas entre risas, conociendo también a nuevos amigos que comparten tus aficiones me recargó las pilas de optimismo para una buena temporada.

Todos los asistentes. Foto de Mary de Cuchillito y tenedor.
















La jornada comenzó en las instalaciones de La Colegiala, una importante empresa panadera y repostera, donde nos esperaba David, el panadero jefe, que con simpatía y gran maestría nos explicó todos los secretos del pan y nos animó a meternos en harinas.


















Pudimos recorrer todos los rincones de La Colegiala; una empresa que ha logrado aunar con éxito modernidad y tradición y en la que las maquinarias de última generación comparten espacio con el original horno moruno que aún sigue funcionando ¡que maravilla!


















Tras la fructífera mañana, en la que además de amasar no dejamos de hablar, pusimos rumbo al restaurante La Marimorena donde disfrutamos de uno de esos menús difíciles de olvidar. La calidad, la presentación, el esmero en el servicio...hizo que todos quedásemos encantados con la chef de este establecimiento que se formó, ni más ni menos, que en la cocina de "El Bulli".

Fotos de Mary (Cuchillito y tenedor) y Tere (Las María cocinillas)























Y entre plato y plato seguimos de conversación. Compartimos experiencias culinarias, hablamos de blogs y de bloguers y, sobre todo, no dejamos de sonreír y de divertirnos. Mirad que cara de felicidad al poder abrazar por fin a mi preciosa Mary.

Foto de Mary de Cuchillito y tenedor.
















Compartimos todas nuestras dudas e inquitudes, hablamos de nuestras familias...y seguimos sonriendo y divirtiéndonos sin parar.

Con Catalina a la que me encantó abrazar (La foto es suya) 














Con tan buena compañía era imposible que algo saliese mal; y así fue ¡todo perfecto!

Foto de Noelia (Pio recetas), encantadora al igual que mis queridas Sunny y Tere.
















Creo que basta con ver nuestras caras para descubrir lo mucho que disfrutamos todos...

Foto de Mary (Cuchillito y tenedor)
















Y aquí me veis con Pablo al que le tocó ir cargado con mi cámara de fotos porque lo confieso: soy una bloguer que no sabe hacer fotos, la encargada es mi hija y no pudo acompañarme.


















Creo que no tengo palabras para agradecer lo suficiente a las organizadoras del evento: Tere, de Las María Cocinillas; Mary, de Cuchillito y Tenedor; Ruth, de Cakes, cookies and muffins; y Encarna, de Mi adorable cocina. ¡Muchas gracias chicas!


















Desde aquel día, tengo una nueva afición: sentarme en el sofá de casa, servirme un té en una taza bonita y recordar los momentos vividos ¿Por qué será?





Quesadillas con ensalada pico de gallo

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Hace ya bastante tiempo, en agosto para ser más exactos, os hablé de una cena mexicana que organicé en casa junto a mis sobrinas, amantes de la cocina de este país. Aproveché un generosísimo lote de productos que me hicieron llegar desde la Despensa Mexicana para preparar el menú compuesto por un riquísimo guacamole, que ya publiqué; unos burritos, cuya receta compartiré en breve; y las quesadillas con pico de gallo que comparto hoy. Desde entonces las hemos repetido en más de una ocasión ya que son rapidísimas de hacer y quedan deliciosas. Si las preparáis no dejéis de acompañarlas con la deliciosa ensalada, os aseguro que, pese a la sencillez de sus ingredientes, su sabor os sorprenderá. Espero que os gusten.

Ingredientes:
Para las quesadillas:
Para la ensalada pico de gallo:
  • 1 tomate rojo grande.
  • Media cebolla pequeña.
  • 1 chile jalapeno (yo de la Despensa Mexicana).
  • Cilantro fresco.
  • Una lima.
  • Sal.
Elaboración:
Comenzamos calentando un poco los frijoles refritos en una sartén.


















Una vez caliente procedemos a montar nuestra quesadilla. Sobre una torta de maiz colocamos una buena cantidad de frijoles.


















Añadimos un buen puñado de queso rallado, un poco de cebolla picada y unas tiritas de pechuga de pollo que previamente habremos salteado.



















Ponemos encima salsa taquera al gusto. 


















Tapamos con otra tortita y calentamos por ambos lados en una plancha o sartén hasta que se funda el queso.
















Para preparar la ensalada pico de gallo cortamos menuditos todos los ingredientes (al tomate le retiramos las semillas) y sobre ella exprimimos media lima. Lo ideal es dejarlo reposar al menos una hora para que suelte todo el sabor.




















Servimos junto y listo para disfrutar de todo el sabor de México.


La Despensa Mexicana es una tienda virtual en la que pueden adquirirse todo tipo de productos mexicanos. Y cuando digo mexicanos, me refiero a productos importados directamente de México. Todos los productos ofrecen una excelente calidad y unos precios muy competitivos. Una forma sencilla, rápida y económica para que puedas disfrutar de todo el sabor de México en tu mesa. Además, si realizas un pedido superior a 50 euros los gastos de envío son gratuitos

Galletas de canela y pepitas de chocolate

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Antes que nada quiero explicaros el misterio de mi desaparición esta última semana. Resulta que mi ordenador, que llevaba ya algún tiempo quejándose, decidió no aguantar más por lo que ha pasado la última semana en manos de un técnico. Hoy mismo me lo han traído de nuevo a casa y rápidamente me he sentado delante de él a disfrutar de lo mucho que me he perdido estos días. De verdad os digo que os he echado muchísimo de menos y lo he pasado fatal por estar tantos días sin poder husmear en vuestras cocinas. Así que cruzo los dedos esperando que no me vuelva a fallar porque no sé si podría aguantar más tiempo separada de vosotros (hay que ver como engancha esto del blog ¿verdad?). Además, tenía preparada una receta de galletas para participar en el concurso que mi querida Yolanda, del genial blog Cocida de sopa, ha puesto en marcha simplemente porque le apetecía y estaba temerosa de no llegar a tiempo. Pero al final, apenas tres horas antes de que finalice el plazo de presentación, estoy aquí con estas galletitas de mi libro de Chocolate de Le Cordon Bleu. Espero que os gusten.

Ingredientes:
  • 2 yemas de huevo.
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla.
  • 2 cucharadas de agua.
  • 150 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
  • 100 gramos de azúcar glas.
  • 300 gramos de harina tamizada.
  • Media cucharadita de levadura en polvo.
  • Una piza de sal.
  • Dos cucharaditas de canela en polvo.
  • 120 gramos de pepitas de chocolate.
  • Azúcar glas.
Elaboración:
Mezclamos en un cuenco las yemas, el extracto de vainilla y el agua.



















En otro cuenco batimos la mantequilla  blanda y el azúcar glas hasta obtener una mezcla cremosa.
















Añadimos las yemas de huevo que teníamos reservadas.
















Y la harina tamizada junto con la levadura, la canela y la sal.

















Agregamos las pepitas de chocolate (yo las paso antes por harina) y mezclamos sin amasar en exceso.

















Formamos con la masa un cilindro y lo hacemos rodar sobre azúcar glas.



















Lo envolvemos en papel film y lo reservamos en la nevera un mínimo de una hora. Transcurrido ese tiempo lo cortamos en rebanadas de algo más de un centímetro de grosor y horneamos a 160 grados hasta que veamos que están doraditas.





















Con esta receta participo en el Concurso Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas, panes dulces y salados, promovidos por el blog Cocido de Sopa




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