Sé que me repito mucho y que siempre estoy diciendo lo mismo en el blog, pero no puedo evitarlo. Soy una enamorada de lo tradicional, me apasiona lo casero y las cosas que mantienen su esencia. Supongo que por eso siempre he fantaseado con tener mi propio huerto, sacar de la tierra con mis propias manos lo que después pondré en mi mesa y meter en un cesto de esparto los huevos de gallina recién puestos (lógicamente en las fantasías sólo vemos el lado bonito de las cosas y por eso yo evito pensar el sacrificio que hay detrás de todo eso). No obstante hace unos días pude disfrutar del lado agradable de una jornada campestre. Mis amigos Eusebio y Noelia (de los que os hablé hace algunas semanas en la entrada de los judiones con marisco) me invitaron a pasar la tarde en su casa de campo en la que (como en la mejor de mis fantasías) hay un maravilloso huerto con melones, sandías, judías, guisantes, cebollas, pimientos, ñoras, espárragos trigueros y hasta un platanero con dos racimos espectaculares. También tienen un estupendo corral con pollos camperos de preciosas crestas rojas, gallinas ponedoras y conejos...En definitiva, mi sueño hecho realidad. Pasamos una tarde la mar de agradable y al volver a casa lo hice provista de una buena cantidad de productos recién salidos de la tierra, ecológicos y frescos a más no poder que me sirvieron para preparar la receta de hoy: unos deliciosos espárragos esparragados (plato típico jerezano que es una verdadera delicia). Como nos pudimos reir cuando le dijo a Eusebio que volvía a casa con una cesta llena de manjares y sin haber tenido que abrir el monedero. Espero que os guste.
Ingredientes:
Un buen manojo de espárragos trigueros.
1 cebolla tierna.
2 dientes de ajo.
2 rebanadas de pan (y algunas más para emplatar).
1 cucharada de pimentón dulce.
Media cucharadita de cominos.
Un buen chorro de vinagre.
Tres huevos.
Agua.
Sal y pimienta.
Aceite de oliva virgen extra.
Elaboración:
Comenzamos poniendo a freir en una sartén con aceite de oliva los dos rebanadas de pan y los ajos. Una vez fritos lo pasamos a un mortero (sin el aceite), le añadimos el pimentón, los cominos, la sal, la pimienta y un buen chorro de vinagre. Hacemos una picada y reservamos.
En el mismo aceite freimos la cebolla rallada hasta que empiece a transparentar. En ese momento añadimos los espárragos trigueros cortados en trocitos.
Pasados tres o cuatro minutos añadimos la picada que teníamos reservada y mezclamos todo bien.
Finalmente añadimos agua hasta cubrir los espárragos y dejamos cocinar a fuego lento hasta que espese.
Aprovechamos este tiempo para elaborar los huevos poché. Para ello ponemos un cazo con agua y un chorrito de vinagre. Cuando empiece a hervir añadimos el huevo y lo dejamos un par de minutos (el tiempo justo para que se cuaje la clara pero no la yema).
Antes de servir colocamos los huevos sobre los espárragos y completamos el plato con unas rebanadas de pan frito.
Y ahora sí, os muestro unas fotos que hice durante mi tarde campestre. Mirad que maravillas esconde el huerto de Eusebio.
Con los pollos camperos quedé impresionada ¡qué maravilla! y que bonitas las crías de conejo.
Y ya por último, aquí nos tenéis a los tres: Noelia, Eusebio y yo. La primera foto con su platanera (es el orgullo de Eusebio y no es para menos). La segunda foto en un precioso mirador al que también fuimos ¡Muchas gracias amigos por esa tarde tan estupenda!